No te diste cuenta, pero he estado dos semanas de vacaciones.
La tecnología avanza a pasos agigantados…
Volví el lunes a España, desorientado y habiendo dormido menos horas que un fan acérrimo de la ruta del bacalao.
Llegué a mi piso y me acosté, sin cenar ni nada, eso se lo dejé al Sergio del día siguiente.
Pero lo peor fue al levantarme, mi cuerpo y más concretamente mi cerebro no funcionaba, la falta de sueño y las drogas lo habían dejado en estado vegetativo.
A la hora de vestirme parecía que estaba haciendo un sketch en un programa cómico.
La verdad, es que esto no debería ser problema, dos o tres días en cama, descansando y volviendo a ser persona.
Pero claro, la semana siguiente tenía que defender mi trabajo de final de grado, el gancho inicial de estos correos.
Tendré que cambiar toda la página sobre mí, menuda pereza.
Bueno prosigo, el martes intente empezar la presentación.
El problema es que no sabía ni donde estaba.
Durante estos días, poco a poco me he ido reponiendo, terminándola hasta quedar una presentación digna de un alumno de 1º de la ESO.
Es más, cuando recibáis este correo estaré a pocas horas de exponerla, pero por azares del destino no sabréis el resultado hasta la próxima semana (si no recibís un correo igual me he colgado).
Después de ponerte al día, vengo a darte el mensaje del Señor.
La razón por la que me pongo en contacto contigo.
“No te tomes la vida tan enserio”
Muchas veces nos creemos que cuando nos pasa algo es el fin del mundo, creemos que la hemos cagado y que nada volverá a ser como antes.
Pero a la gente le da igual, a no ser que mates a un ser querido suyo o los traiciones por un par de monedas de oro, las cosas seguirán igual.
Incluso contigo mismo, muchas veces la lías y la película que te montas en tu cabeza podría arrasar en la gala de los Oscars.
Por eso, mi superconsejito de la semana es que sigas haciendo tus cosas, (si quieres contármelo atente a las consecuencias).
Pero si no lo consigues, si no alcanzas tu objetivo, no pasa nada, porque me habrás hecho caso y te lo habrás estado pasando bien y disfrutando.
Tú puedes elegir que hacer, yo seguiré igual, pasándomelo bien y haciendo el tonto, hasta que acabe en la cárcel o me echen del trabajo.